"Apagar y reiniciar el ordenador"

Una buena analogía la podemos hacer con la informática, en la que distinguimos el hardware del software. El hardware son todos los elementos físicos que componen un ordenador: el teclado, el ratón, la pantalla, la fuente de alimentación, el disco duro, las placas de memoria, los chips de la placa base, la tarjeta gráfica, los cables que conectan los diversos elementos, etc. El software son evidentemente todos los programas que hacen funcionar el ordenador: desde el sistema operativo hasta los programas de cada una de las aplicaciones que usamos, pasando por los drivers, los gestores de bases de datos, etc. El entorno, no hace falta decirlo, son las redes de comunicación y los demás usuarios.

Vista de un chip de la placa base

Por complicado que nos pueda parecer el diseño de un chip de hardware, y algunos lo son mucho, es más complejo aún el software que hace uso de este hardware y las interacciones que se dan entre los diferentes programas de software -que hacen un uso simultáneo de los elementos de hardware- y con las redes de comunicación.

Cuando un elemento de hardware deja de funcionar tenemos un problema importante: muchas veces no habrá finalmente otra solución que, si se puede, tratar de repararlo o sustituirlo por uno nuevo (esto vendría a ser la cirugía) o suplir lo mejor posible su función de alguna manera (un médicamente, por ejemplo).

Ahora bien, no hay que olvidar que la gran mayoría de problemas tienen lugar a nivel del software. Las causas son múltiples: demasiados programas concurrentes, versiones incompatibles de programas, archivos generados con programas obsoletos, entrar datos equivocados, errores del propio software, errores de formato en la información, etc. El resultado es que el programa falla y nos encontramos bloqueados.

Software y redes de comunicación

Ante esta situación, más que empeñarse en intentar superar el bloqueo con medidas de fuerza (cirugía y fármacos), lo ideal es identificar cuál ha sido el programa que ha fallado y el tipo de error que se ha producido y simplemente reiniciar el programa y evitar repetir el error o acumulación de errores que han llevado al fallo y el bloqueo.

Y, de alguna manera, esto es lo que hace la acupuntura: identificar la función que ha fallado y la razón por la que ha fallado, informar de ello al organismo y reiniciar la función. Al disponer de nuevo de esta pequeña información que le faltaba, el organismo es entonces capaz de recrear todo el conjunto de información que le permite gestionar adecuadamente la función de nuevo.

Entonces, si no se repite la cadena de errores que llevó al fallo (los posibles errores podrían ser un exceso puntual o una acumulación de estrés, de fatiga o de frío, un choque emocional, un traumatismo, una mala alimentación, etc.), el problema ya estará resuelto, sin hacer nada más. Y si todavía concurren estas circunstancias o han dejado alguna secuela importante o suponen un problema en sí mismos, entonces habrá que complementar la acupuntura con dietética, Mioterapia o psicología sabiendo, no obstante, que siempre podemos apagar y reiniciar el equipo.

En el fondo, esto es lo que hace la acupuntura, identificar el programa que ha fallado, apagarlo y reiniciarlo.