La insuficiencia digestiva

La insuficiencia digestiva (ID) es el debilitamiento del terreno Bilis de la persona como consecuencia, en general, de una alimentación inadecuada y, en particular, del consumo excesivo de azúcares refinados y productos lácteos. El Fuego digestivo resulta insuficiente, la función digestiva de la Bilis queda disminuida y, en consecuencia, la función inmunitaria también, de forma que pueden aparecer flemas y se facilitan las infecciones recurrentes.

Consecuencias

La ID es una causa importante de enfermedades, ya que la disminución de la Bilis hace que aumenten los terrenos Flema y/o Viento y que puedan aparecer las enfermedades ligadas a estos excesos. Además, la ID es causa también de toxinas endógenas -sustancias mal digeridas, poco fragmentadas, inútiles para el cuerpo- que no son totalmente eliminadas y acaban siendo almacenadas por el cuerpo y son fuente de enfermedades con o sin aumentación reactiva de tipo Sangre.

De hecho, hasta el siglo pasado, la ID era la principal causa de enfermedades. En la actualidad, lo son las toxinas químicas exógenas pero la ID todavía es una importante fuente de enfermedades.

La insuficiencia digestiva

Las posibles consecuencias de la ID son potencialmente todas las enfermedades de origen no traumático, excepto las debidas a las toxinas exógenas. Ello incluye un montón de enfermedades crónicas: por exceso de Flema (enfermedades ORL con flemas), por insuficiencia de Bilis (infecciones), por exceso de Viento (enfermedades con espasmos, psíquicas, neurológicas, digestivas, ginecológicas, etc.) y también por exceso de toxinas endógenas (diarrea, obesidad, cálculos renales, sarro, etc.).

Los factores climáticos, aunque esencialmente son factores desencadenantes y no causas de las enfermedades, son importantes en este caso. Las enfermedades agudas debidas a la ID suelen ser de aparición brusca, sobre todo en caso de fatiga, después de la exposición al frío, seco o húmedo, que descompensa una ID latente. A menudo hay fiebre ya que, como la Bilis está disminuida, el organismo reacciona aumentándola. Ejemplos claros son los resfriados, la gripe, etc. que el cuerpo supera rápidamente si no hay ID pero que pueden alargarse unos días si no se sigue un tratamiento adecuado.

Sintomatología

La ID es a menudo asintomática a nivel digestivo. A veces, sin embargo, hay síntomas específicos como son una digestión lenta, presencia de materias no digeridas en las deposiciones, somnolencia después de las comidas, indigestiones, etc.

En la práctica, la ID es un diagnóstico por eliminación. Si no encontramos ninguna otra causa de enfermedad (traumatismo, carencias alimenticias o toxinas) es que estamos ante una ID.

Causas de la ID

Las causas de la ID van siempre ligadas al comportamiento de la persona y son, consecuentemente, reversibles. Casi siempre se trata de una solicitación excesiva del Fuego digestivo debida, habitualmente, al excesivo consumo de azúcares refinados y/o de productos lácteos.

Otros factores que pueden agravar el problema son: comidas demasiado frecuentes, tomadas antes de que la anterior haya sido completamente digerida, comidas demasiado copiosas y pesadas, comidas demasiado grasas, demasiado secas (sin aceite) o demasiado frías (bocadillos), comidas tomadas demasiado aprisa o sin masticar, falta de oligoelementos y/o de especias (una buena prevención de la ID consiste en poner pimienta a la comida), presencia de toxinas exógenas, etc.

Principios terapéuticos

Para todas las enfermedades debidas a la ID, será necesario, simplemente, reequilibrar el terreno aumentando la Bilis. De esta manera el Fuego acabará quemando las fuentes del desequilibrio, incluidas las toxinas endógenas dentro de los tejidos. Es por esta razón que Hipócrates decía, en una época en la que no había toxinas químicas, que "toda enfermedad se resuelve por una cocción".

Para ello utilizaremos esencialmente especias (en forma de melitos) y deberán suprimirse de la dieta todos los alimentos que debilitan la Bilis (azúcares refinados, productos lácteos, comidas pesadas y grasas, etc.) pues sin modificar la dieta resulta imposible tener resultados perdurables.

En los casos agudos, será necesario alimentarse básicamente a base de verduras hervidas y de fruta (y un poco de jamón cocido, huevo duro o pescado blanco, si son bien tolerados).