Los huesos

Esquema de una articulación tipo

Si se examina con atención cualquier articulación del cuerpo, tanto a nivel de la columna como de las extremidades, uno se dará cuenta de que la estructura de los huesos hace imposible que estos produzcan un bloqueo de la articulación. Es precisamente al contrario: los huesos están diseñados precisamente para permitir el movimiento de la articulación. De forma esquemática, a la cara cóncava de un hueso le corresponde la convexa de otro hueso, para que la articulación que forman permita el movimiento de un hueso respecto al otro. Así pues, mientras no haya una ruptura de los ligamentos, que indicaría que se ha sobrepasado la amplitud fisiológica de la articulación, los huesos no pueden provocar un bloqueo de la articulación (con la excepción de la artrosis avanzada, la cual es consecuencia de un problema muscular previo).

Ni la cápsula, ni los ligamentos ni el cartílago pueden ser tampoco los responsables. La cápsula porque es demasiado débil y flexible y los ligamentos porque están dispuestos de forma que permitan el movimiento y no actúen hasta que la articulación llega al límite de su rango fisiológico de movimiento (de hecho, los ligamentos son como cuerdas de seguridad, el último recurso para evitar una posible luxación) y el cartílago porque es débil, no está inervado y su función es amortiguar las cargas y facilitar el deslizamiento entre los huesos.

Así pues, si el bloqueo no lo provoca ninguno de los otros elementos de la articulación, debe ser que los músculos son los responsables del bloqueo.

Por otro lado, hay que decir también que las malformaciones debidas a enfermedades óseas son muy poco frecuentes. Así pues, atribuir de forma genérica los problemas mecánicos a los huesos es erróneo. Un ejemplo típico es el de justificar un dolor articular diciendo que una pierna es más corta que la otra. Exceptuando el caso en que la reducción de una fractura (es decir, la recolocación, con o sin intervención quirúrgica, del hueso en una posición que permita que la fractura se consolide) haya comportado un acortamiento real de la tibia o del fémur, caso también muy poco frecuente, la aparente desigualdad de las piernas es consecuencia de una inclinación de la pelvis debida a compensaciones musculares.