Creación de cadenas musculares de compensación

Si, para simplificar, suponemos que el cuerpo tiene sólo dos articulaciones (1), una en los tobillos y otra en el cuello, resulta evidente que si una contractura muscular modifica permanentemente la posición de una de las dos articulaciones, el cuerpo perderá una de las dos horizontalidades (pies horizontales y cabeza horizontal) que necesita (2). El cuerpo se verá obligado a reaccionar para restablecer la horizontalidad que le falta y lo hará creando otra contractura muscular, también permanente ya que la inicial lo es, a nivel de la otra articulación (3). Este proceso se ilustra en la siguiente figura:

Sólo 2 articulaciones: contractura y compensación

Por lo tanto, cuando hay una contractura muscular que afecta a una articulación, lo que sabemos porque el paciente se queja de dolor y/o rigidez, hay que tener presente que siempre hay otra, de la que el paciente puede que no se queje, que la compensa.

En el cuerpo, en realidad, hay muchas articulaciones y cuando una contractura afecta a una de sus articulaciones ya podemos entender que todas las demás quedarán también afectadas porque todas deben participar necesariamente en las compensaciones que hace el cuerpo para poder restablecer todos sus equilibrios fundamentales (pies horizontales, cabeza horizontal, peso centrado entre los pies, alineación de cabeza y cinturas) y que los problemas mecánicos, en consecuencia, son siempre globales. Esto significa, que cuando vemos una contractura debemos tener presente que forma parte de una cadena muscular de compensaciones que se extiende por todo el cuerpo, incluidas las extremidades superiores.

Así pues, por ejemplo, si aparece una contractura a nivel cervical como consecuencia de un traumatismo, la cabeza quedará inclinada y no estará ya sobre un plano horizontal. Para compensar esta contractura y que la cabeza adopte nuevamente una posición horizontal, aparecerá una contractura a nivel dorsal que a su vez será compensada por otra a nivel lumbar. Esto provocará una inclinación de la pelvis y la aparición de contracturas musculares de compensación a nivel de las piernas para conseguir que los pies se puedan apoyar correctamente sobre el suelo. Así pues, a partir de una única contractura, el cuerpo ha creado una cadena de compensaciones musculares que afecta a todo el cuerpo.

Cadena muscular de compensación

En la práctica, como a lo largo de la vida normalmente sufrimos varios traumatismos, las cadenas de compensación se van superponiendo una con las anteriores y el cuerpo mantiene un estado de equilibrio que es el resultado de la integración de todas estas contracturas traumáticas y sus compensaciones. El dolor tanto puede aparecer asociado a una contractura traumática como a una de compensación. En la aparición del dolor pueden intervenir diversos factores desencadenantes.

Lo que puede parecer difícil de entrada, es determinar cuál ha sido el origen del problema y cuáles son sus compensaciones. Esto es importante porque si sólo se tratan localmente las compensaciones, puede que el dolor se alivie pero acabará volviendo o simplemente cambiará de lugar. En cambio, si se trata el músculo o músculos que han originado y gobiernan el desequilibrio, las compensaciones ya no tendrán ningún sentido y el cuerpo las eliminará por sí solo.

Sin embargo, con un interrogatorio clínico adecuado, muchas veces será posible determinarlo. De hecho, hay que decir que los problemas mecánicos están gobernados principalmente por la musculatura de los tobillos y/o de las cervicales, que son las que inciden de forma inmediata en los equilibrios fundamentales del cuerpo. Este hecho facilita enormemente la tarea de determinar cuál es el origen del desequilibrio y posibilita tratar directamente su causa.

Al tratar y eliminar las contracturas de los músculos que han creado o gobiernan el desequilibrio mecánico del cuerpo, desaparecen por sí solas las contracturas musculares que el cuerpo ha creado para compensarlas así como también sus consecuencias: el dolor, la limitación de movilidad y las fuerzas ejercidas por los músculos contracturados sobre el esqueleto y que, con el tiempo, lo pueden deformar.