La artritis reumatoide es una enfermedad crónica que se caracteriza por la inflamación de varias articulaciones y que afecta sobre todo a mujeres de mediana edad. Suele haber periodos en que la inflamación disminuye para volver a aparecer más adelante pero, progresivamente, los episodios son más frecuentes y hay más articulaciones afectadas. Además del dolor -continuo y más intenso por la noche- y la pérdida de movilidad de las articulaciones, la rigidez al levantarse por la mañana y la fatiga son síntomas habituales de la artritis reumatoide.
El diagnóstico es esencialmente clínico aunque determinadas pruebas analíticas (FR, anti-CCP, VSG, PCR) y la presencia radiológica de determinadas lesiones típicas de la artritis reumatoide permiten muchas veces confirmarlo.
La causa de la artritis reumatoide es desconocida pero hay una cierta predisposición genética a padecerla que viene dada por el factor genético HLA-DRB1. La inflamación ataca las articulaciones -se dice que es una enfermedad autoinmunitaria- y puede llegar a destruirlas.
La artritis reumatoide es una enfermedad que puede tener consecuencias graves e invalidantes. Además del dolor y la pérdida de movilidad, puede provocar deformaciones importantes en las articulaciones y puede afectar también varios órganos.
El tratamiento convencional se basa en la administración de diversos medicamentos que actúan contra la inflamación.
Medicina natural integral
En la artritis reumatoide confluyen dos factores, uno innato y otro adquirido. El factor innato, -es decir, de origen genético- se traduce en una predisposición de la persona para que su cuerpo actúe de una determinada manera. El factor adquirido, de origen mecánico, provoca un desequilibrio en el cuerpo y hace que el cuerpo actúe -desproporcionadamente, en este caso, debido a la presencia del factor innato- para corregir este desequilibrio.
Así pues, es la confluencia de ambos factores lo que provoca la enfermedad: sin el factor adquirido, el factor innato no tendría ninguna consecuencia y, sin el factor innato, el factor adquirido provocaría artrosis o fibromialgia, en vez de artritis reumatoide.
La causa de la enfermedad, ya que sobre el factor innato poco podemos hacer, son las contracturas musculares que provocan dolor articular y amenazan la integridad de las articulaciones. Las contracturas musculares son consecuencia de algún traumatismo que ha desequilibrado el sistema y ha hecho aparecer cadenas de contracturas musculares de compensación. Las contracturas musculares nos indican que el terreno Viento está aumentado.
Además de las contracturas musculares, en la artritis reumatoide no es raro encontrar otros síntomas secos que nos indican que el terreno Viento está aumentado (sequedad en los ojos, disnea y tos no productiva, piel seca, psoriasis, etc.). El predominio del terreno Viento, nos indica que hay un exceso de frío y de sequedad en el equilibrio metabólico de la persona que afecta, en particular, las articulaciones.
El estrés mecánico que sufren las articulaciones como consecuencia de las contracturas musculares y el desequilibrio del terreno, el exceso de frío y de sequedad, son la causa de la enfermedad.
La inflamación, que es de naturaleza caliente y húmeda, es la respuesta natural del cuerpo para tratar de oponerse al predominio del terreno Viento y reequilibrar el terreno. Pero mientras que en el caso de la artrosis es de corta duración, en el caso de la artritis reumatoide, debido al factor innato, la persona desarrolla una reacción inflamatoria muy intensa y prolongada. Y es esta reacción inflamatoria excesiva la que causa los problemas más importantes.
No obstante, es importante comprender que la inflamación no es la causa de la enfermedad sino la reacción del cuerpo para oponerse a la enfermedad. La inflamación es un mecanismo de defensa y protección del cuerpo y, en general, es benéfica. Es debido a la presencia inhabitual del factor genético que, en este caso, es excesiva y nociva. En cualquier caso, tratar únicamente la inflamación no tiene mucho sentido porque no se está tratando la verdadera causa de la enfermedad y sólo permite aliviar sus consecuencias.
Por otra parte, además del factor genético innato, no se puede descartar que en el aumento del terreno Viento y la respuesta excesiva del cuerpo pueda haber también una influencia de la alimentación que, como sabemos, es la causa más frecuente de desequilibrio del terreno.
Tratamiento
El tratamiento se orientará a tratar la causa de la enfermedad -las contracturas musculares y el desequilibrio del terreno- ya que si hacemos desaparecer la causa, la reacción del cuerpo -la inflamación- se convertirá en innecesaria y desaparecerá también. El tratamiento incluirá tres medidas terapéuticas, complementarias entre sí.
De entrada, para reequilibrar el terreno y obtener una mejoría rápidamente será conveniente hacer moxibustión. La moxibustión es una técnica terapéutica de la medicina china que consiste en calentar determinados puntos de la piel con una moxa -una especie de puro hecho de hierbas que al arder desprende calor-. La moxibustión se hará en determinados puntos de acupuntura escogidos porque hacen que el cuerpo integre particularmente bien y de forma global el calor que le estamos proporcionando y pueda así contrarrestar el exceso de frío que caracteriza el terreno Viento. Además, cuando no haya inflamación, se podrán moxar también las articulaciones afectadas.
La aportación de calor que la moxa proporciona al cuerpo hace disminuir la necesidad de éste de generarlo por sí mismo mediante la inflamación. De esta forma tan sencilla, pues, se reduce la inflamación.
Para tratar las contracturas musculares y hacerlas desaparecer utilizaremos la Mioterapia. Al eliminar las contracturas, disminuye la necesidad del cuerpo de oponerse al exceso de estrés mecánico que afecta a las articulaciones y es la causa que provoca la inflamación.
Finalmente, como tercera medida, será conveniente ayudar al cuerpo a reequilibrar el terreno mediante una alimentación saludable y la acción de los melitos (especias disueltas en miel).
Este tratamiento combinado proporciona rápidamente una mejoría, no tiene efectos secundarios y puede llegar a curar la enfermedad. Además, es compatible con la medicación que le haya prescrito su reumatólogo quien, si acaso, le recomendará de disminuirla a medida que disminuyan los síntomas, de acuerdo con su criterio.